“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 11 de mayo de 2012

La jura de bandera civil (II)

Fíjense en las malas fotos que acompañan a este texto. No son malas por los fotografiados sino por el fotógrafo que las ha hecho: yo.  No se puede jugar a reportero dicharachero de Barrio Sésamo, como hago yo, con una cámara de la Señorita Pepis. Cuando me toque la lotería o me contraten la BBC o el New York Times, ya me compraré una máquina de retratar Nikon o Canon con buenos objetivos.  Pero de momento tendrán ustedes que conformarse con lo que les ofrezco. ¿Qué pretendía cuando hice estas fotos el pasado día 6? ¿Criticar la fantochada de la jura de bandera civil? No. ¿Ridiculizar a la Iglesia por participar en jolgorios de los militares? Dios me libre. ¿Meterme con los socialistas de Teruel? Juro que no, por la memoria de Pablo Iglesias. Mi único propósito fue mostrar el glamour de Teruel. A nuestra provincia la sacan poco en el Hola o en los programas de la Igartiburu y eso es injusto porque aquí también tenemos guapos y elegantes que se merecen su minuto de gloria. En estas fotos, aunque desenfocadas y mal encuadradas, se pueden ver perfectamente la sencillez a la par que elegancia de nuestro obispo, monseñor Carlos Escribano, y  de dos gerifaltes del PSOE provincial,  sir Javier Velasco y milady  Mayte Pérez. Claro que el acontecimiento lo requería; se trataba nada menos que de la segunda edición de la jura de bandera civil y había que cuidar todos los detalles. Como pueden apreciar por las fotos, el obispo Escribano y la política Pérez van perfectamente conjuntados. El gorro (solideo), la faja y el ribete de la sotana de monseñor son del mismo color morado que el cinturón, los puños  y el ribete del vestido de milady. No sé de quién sería la ida, si fue el obispado el que llamó a la casa del pueblo o la casa del pueblo al obispado para ponerse morados, pero la verdad es que fue todo un gesto destinado a darle el realce que se merece un acontecimiento de tal importancia. Creo además que se trata de un guiño de la Iglesia a los socialistas y de los socialistas a la Iglesia para dar a entender que aunque el guion de las elecciones requiera a veces que tengan que fingir  que se odian, la realidad es que se necesitan mutuamente para ponerse morados.

Evaristo Torres Olivas
Foto: Evaristo Torres
Tal vez le falte a doña Mayte una pamela del mismo color que el gorro del obispo

Foto: Evaristo Torres
¡Cuánto glamour!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No sabía yo que hubiera militares en Teruel. ¿Qué hacen?

Eto dijo...

No son de Teruel sino que los "importamos" de Zaragoza para que unos cuantos nostálgicos juren bandera.

Moraia dijo...

Muy muy bueno, para que luego no digan que acontecimientos tan importantes pasan desapercibidos a los sectores menos interesados en estos glamoures terulenses!